Satura prima - Sátira primera

1. Semper ego auditor tantum? numquamne reponam
uexatus totiens rauci Theseide Cordi?
Inpune ergo mihi recitauerit ille togatas,
hic elegos? Inpune diem consumpserit ingens
Telephus aut summi plena iam margine libri         
scriptus et in tergo necdum finitus Orestes?
Nota magis nulli domus est sua quam mihi lucus
Martis et Aeoliis uicinum rupibus antrum
Vulcani; quid agant uenti, quas torqueat umbras
Aeacus, unde alius furtiuae deuehat aurum            
pelliculae, quantas iaculetur Monychus ornos,
Frontonis platani conuolsaque marmora clamant
semper et adsiduo ruptae lectore columnae.
Expectes eadem a summo minimoque poeta.
Et nos ergo manum ferulae subduximus, et nos          
consilium dedimus Sullae, priuatus ut altum
dormiret. stulta est clementia, cum tot ubique
uatibus occurras, periturae parcere chartae.
cur tamen hoc potius libeat decurrere campo,
per quem magnus equos Auruncae flexit alumnus,          
si uacat ac placidi rationem admittitis, edam.

1. ¿Siempre he de oír tanto? ¿Nunca responderé, turbado tantas veces por la Teséida del ronco Codro? ¿Impunemente, pues, me habrá recitado aquel comedias, este poemas elegiacos? ¿Impunemente el día habrá consumido el gran Telefo, o en lo más alto de un libro escrito completa ya el margen, y Orestes, por otro lado, en uno aún sin terminar? Nadie conoce más su propia casa, como yo el bosque de Marte y la gruta de Vulcano, próxima a las rocas donde se estrella Eolo. ¿Qué llevan los vientos, a quienes Eaco arroja sombras, de donde otro conduce el oro de hurtada pielecilla? A cuantos Mónico arroja olmos, plátanos de Frontón y mármoles arrancados siempre claman, así como las columnas rotas por el lector. Espera lo mismo del más grande y del más pequeño poeta. Nosotros levantamos la rama de una férula, y dimos nuestro consejo a Sila, que duerme privado un sueño profundo. La clemencia es necia al presentarse en todo lugar a los poetas que han de pasar a morir al papel. Sin embargo, ¿por qué esto agrada más que recorrer el campo, donde un ilustre discípulo domesticó los caballos de Aurunca? Si estás ocioso y aceptás dichoso la razón, te lo diré.
  
2. Cum tener uxorem ducat spado, Meuia Tuscum
figat aprum et nuda teneat uenabula mamma,
patricios omnis opibus cum prouocet unus
quo tondente grauis iuueni mihi barba sonabat,          
cum pars Niliacae plebis, cum uerna Canopi
Crispinus Tyrias umero reuocante lacernas
uentilet aestiuum digitis sudantibus aurum
nec sufferre queat maioris pondera gemmae,
difficile est saturam non scribere. Nam quis iniquae          
tam patiens urbis, tam ferreus, ut teneat se,
causidici noua cum ueniat lectica Mathonis
plena ipso, post hunc magni delator amici
et cito rapturus de nobilitate comesa
Quod superest, quem Massa timet, quem munere          
palpat Carus et a trepido Thymele summissa Latino;
cum te summoueant qui testamenta merentur
noctibus, in caelum quos euehit optima summi
nunc uia processus, uetulae uesica beatae?
unciolam Proculeius habet, sed Gillo deuncem,          
partes quisque suas ad mensuram inguinis heres.

2. Cuando un tierno eunuco engañe a su esposa, Mevia matará a un jabalí etrusco y pondrá una daga en su pecho desnudo. Cuando alguien desafíe a los patricios con todas sus riquezas, que mientras me afeite fuerte mi joven barba cruja, con una parte del Nilo de los plebeyos. Cuando en la primavera de Cánope Crispano ponga a las tirias los gabanes en el hombro, levantaré el duro estío con mis dedos húmedos; y mientras no pueda soportar más que el peso de la belleza, será difícil no escribir sátiras. En efecto, ¿qué de la gran ciudad, tan tolerante, tan férrea, tan dueña de sí? ¿Qué del abogado de Matón que llega en una litera nueva ocupada por él mismo, y que después este delator de un gran amigo robará, incitado por la nobleza arruinada? ¿Quién sobrevive a quien teme Missa, a quien halaga con regalos Caro y Thymele, enviada por el solícito Latino? ¿Contigo reparten las riquezas quienes llegaban al cielo por buen camino y ahora llegan a lo más alto por la vejiga de una viejezuela rica? Proculeio tiene una duodécima parte de la herencia, Gillo una undécima; cada una a la medida de la ingle del heredero.

3. Accipiat sane mercedem sanguinis et sic
palleat ut nudis pressit qui calcibus anguem
aut Lugudunensem rhetor dicturus ad aram.
Quid referam quanta siccum iecur ardeat ira,          
cum populum gregibus comitum premit hic spoliator
pupilli prostantis et hic damnatus inani
iudicio? Quid enim saluis infamia nummis?
Exul ab octaua Marius bibit et fruitur dis
iratis, at tu uictrix, prouincia, ploras.          
Haec ego non credam Venusina digna lucerna?
Haec ego non agitem? sed quid magis? Heracleas
aut Diomedeas aut mugitum labyrinthi
et mare percussum puero fabrumque uolantem,
cum leno accipiat moechi bona, si capiendi               
ius nullum uxori, doctus spectare lacunar,
doctus et ad calicem uigilanti stertere naso;
cum fas esse putet curam sperare cohortis
qui bona donauit praesepibus et caret omni
maiorum censu, dum peruolat axe citato          
Flaminiam puer Automedon? Nam lora tenebat
ipse, lacernatae cum se iactaret amicae.

3. Recibe con prudencia el estipendio de sangre, a fin de que no pierdas el color si pisas una serpiente con los talones desnudos, o si un orador ha de ofecerte en el ara a León. ¿Quién relatará cuán seco arde el hígado con la ira cuando aquí el ladrón pisa a un pueblo amigo con la grey de un pupilo sobresaliente, y allí es condenado en vano por un juez? ¿Quién, pues, deshonra con dineros sanos? El opulento Mario bebe y disfruta airado la victoria, mas tú, desterrado por octava vez, lloras tu provincia. ¿A estos no juzgaré yo con una decente lucerna venusina? ¿No perturbe yo a estos? Pero, ¿quién más? ¿O lo harán las fuerzas hercúleas, o el grito de las yeguas de Diómedes en el laberinto, y el mar sacudido por un niño y un obrero veloz, cuando un rufián toma de su amante las riquezas, si la esposa no ha de recibirlas? ¿Sabio es mirar al techo, y sabio roncar por la nariz mientras se vigila el cáliz? ¿Cuándo huele peor ser justo que esperar un cuidado del séquito que dejó las riquezas en los prostíbulos, y que se abstiene de todo censo del senado; mientras el joven Automedon vuela apresurado por la vía Flaminia? Porque él mismo tenía las riendas, echó sobre sí buenos vestidos.

4. Nonne libet medio ceras inplere capaces
quadriuio, cum iam sexta ceruice feratur
hinc atque inde patens ac nuda paene cathedra          
et multum referens de Maecenate supino
signator falsi, qui se lautum atque beatum
exiguis tabulis et gemma fecerit uda?
Occurrit matrona potens, quae molle Calenum
porrectura uiro miscet sitiente rubetam          
instituitque rudes melior Lucusta propinquas
per famam et populum nigros efferre maritos.
Aude aliquid breuibus Gyaris et carcere dignum,
si uis esse aliquid. probitas laudatur et alget;
criminibus debent hortos, praetoria, mensas,          
argentum uetus et stantem extrapocula caprum.
Quem patitur dormire nurus corruptor auarae,
quem sponsae turpes et praetextatus adulter?
Si natura negat, facit indignatio uersum
qualemcumque potest, quales ego uel Cluuienus.  

4.  ¿No agrada a las esculturas enormes quedar en medio de un cuadrivio, cuando ya en la sexta cerviz sea llevado aquel; y de allí expuesto al público casi como una silla vacía; y vuelto a traer muchas veces por el arrogante Cayo Mecenas, autentificador de un falso que se elogia a sí mismo y que contento con sus pocos escritos hace húmeda riqueza? Acude una matrona poderosa, que al sediento mezcla el suave vino de Calvi con el veneno de una rubeta sacrificada, y enseña cual Locusta a las señoras ignorantes el arte de echar a los maridos malos por algún rumor del pueblo. Atrévete a alguna cosa digna de Gioura, o de la cárcel, si quieres ser algo. Se elogia la bondad, y sin embargo se desprecia. A los crímenes deben huertos, palacios, mesas, una riqueza rancia y, salvo las copas, un cabrón vivo. ¿Qué padece el corruptor que duerme con una nuera avarienta? ¿Qué las esposas deshonestas y la falsa toga? Si niegan su naturaleza, la indignación puede hacer un verso cualquiera, como yo o Clavieno.
             
5. Ex quo Deucalion nimbis tollentibus aequor
nauigio montem ascendit sortesque poposcit
paulatimque anima caluerunt mollia saxa
et maribus nudas ostendit Pyrrha puellas,
quidquid agunt homines, uotum, timor, ira, uoluptas,          
gaudia, discursus, nostri farrago libelli est.
Et quando uberior uitiorum copia? Quando
maior auaritiae patuit sinus? Alea quando
hos animos? Neque enim loculis comitantibus itur
ad casum tabulae, posita sed luditur arca.          
Proelia quanta illic dispensatore uidebis
armigero! Simplexne furor sestertia centum
perdere et horrenti tunicam non reddere seruo?
Quis totidem erexit uillas, quis fercula septem
secreto cenauit auus? Nunc sportula primo          
limine parua sedet turbae rapienda togatae.

5. La llanura desde la que Deucalión ascendió a la montaña, en su navío, por las fuertes lluvias, donde hubo de fundir el alma a las suaves rocas; de allí mostró Pirra las mujeres a los hombres. Todo lo que hacen y sienten los hombres: promesas, ira, temor, placeres, alegrías, discursos, es material de nuestro libro. Así pues, ¿en qué tiempo se ha visto mayor abundancia de vicios? ¿Cuándo fue más expuesto el pecho de la avaricia? ¿Cuándo la suerte ha tenido estos ánimos? Y ni siquiera es llevada, ciertamente, por los caminillos transitados de la proscripción, sino que se burla puesta en el arca. ¡Cuántas guerras verás allí por un tesorero belicoso! ¿Mucha ira por los cien sestercios de la túnica que no pagan al siervo horrorizado? ¿Quién erigió otras tantas villas? ¿Qué abuelo comió en secreto siete viandas? Ahora la primera espórtula permanece en el pequeño umbral desde donde ha de ser llevada por la multitud de clientes.

6. Ille tamen faciem prius inspicit et trepidat ne
suppositus uenias ac falso nomine poscas:
agnitus accipies. iubet a praecone uocari
ipsos Troiugenas, nam uexant limen et ipsi          
nobiscum. 'Da praetori, da deinde tribuno.'
Sed libertinus prior est. 'Prior' inquit 'ego adsum.
Cur timeam dubitemur locum defendere, quamuis
natus ad Euphraten, molles quod in aure fenestrae
arguerint, licet ipse negem? Sed quinque tabernae          
quadringenta parant. quid confert purpura maior
optandum, si Laurenti custodit in agro
conductas Coruinus ouis, ego possideo plus
Pallante et Licinis?' Expectent ergo tribuni,
uincant diuitiae, sacro ne cedat honori          
nuper in hanc urbem pedibus qui uenerat albis,
quandoquidem inter nos sanctissima diuitiarum
maiestas, etsi funesta Pecunia templo
nondum habitat, nullas nummorum ereximus aras,
ut colitur Pax atque Fides, Victoria, Virtus          
quaeque salutato crepitat Concordia nido.

6. Sin embargo, aquel mira antes tu rostro porque teme, no sea que a alguno suplantes y pidas las venias con falso nombre. Una vez te reconoce, te acepta. Manda llamar a los mismísimos patricios, pues el umbral empujan también junto a nosotros. «Habla pretor, habla después del tesorero.» Pero el liberto está primero. «Primero, dijo, estoy presente. ¿Por qué temo o dudo defender mi lugar, aunque nacido cerca del Eufrates, que las suaves ventanas revelan al oído por más que lo niegue? Mis cinco tiendas igualan a cuatrocientas. ¿Quién da túnicas más deseadas? Aun cuando Corvo aprisiona en el campo de Laurento las ovejas alquiladas, yo poseo más que Palante y Licinio.» Aguarden, pues, los tesoreros, y superen su riqueza, para que no huya con el sacro honor y los pies blancos de esta ciudad que poco ha venera, puesto que entre nosotros sagrada y majestuosa es la riqueza. Aunque el dinero profano no permanezca aún en el templo, de las monedas erigimos algunos altares, a fin de que sea honrada la Paz y la Lealtad, la Victoria, la Virtud, y que la Concordia cante en un nido adorado. 

7. Sed cum summus honor finito conputet anno,
sportula quid referat, quantum rationibus addat,
quid facient comites quibus hinc toga, calceus hinc est
et panis fumusque domi? Densissima centum          
quadrantes lectica petit, sequiturque maritum
languida uel praegnas et circumducitur uxor.
Hic petit absenti nota iam callidus arte
ostendens uacuam et clausam pro coniuge sellam.
'Galla mea est' inquit, 'citius dimitte. moraris?          
Profer, Galla, caput. noli uexare, quiescet.'
Ipse dies pulchro distinguitur ordine rerum:
sportula, deinde forum iurisque peritus Apollo
atque triumphales, inter quas ausus habere
nescio quis titulos Aegyptius atque Arabarches,          
cuius ad effigiem non tantum meiiere fas est.
Uestibulis abeunt ueteres lassique clientes
uotaque deponunt, quamquam longissima cenae
spes homini; caulis miseris atque ignis emendus.
Optima siluarum interea pelagique uorabit          
rex horum uacuisque toris tantum ipse iacebit.
Nam de tot pulchris et latis orbibus et tam
antiquis una comedunt patrimonia mensa.


7. Así, al haber contado con el más alto honor cuando termine el año, ¿qué espórtula conviene? ¿Cuánto aumenta por los motivos? ¿Qué hacen los compañeros por quienes aquí la toga, es allí zapato y pan y humo de casa? La esposa pide cien cuadrantes en un litera densísima, y se va a buscar al marido; ella, flaca o gorda, es llevada. Él reclama por la ausente esposa, hábil en el arte de mostrar la silla vacía y ocupada. « Es mi Gala, dice, ya regresa. ¿Harás una locura? Saca, Gala, tu cabeza. No quiero perturbarte, descansa.» El día mismo está dividido en un orden bello de cosas: la espórtula, después la plaza, y luego las estatuas triunfales del justo Apolo, entre las cuales un Egipcio tiene no se qué títulos de Alcabalero, en cuya imagen no solo es permitido orinar. Los clientes viejos y cansados se van por los vestíbulos, y abandonan sus deseos, aunque grande es la esperanza de la cena para un hombre que ha de comprar la col y el fuego a los miserables. En tanto, el monarca devorará buena parte de los bosques, y por estos se reclinará él mismo en almohadones vacíos. Porque de tan hermosas, anchas y antiguas tierras también consumen en la mesa el tesoro público.

8. Nullus iam parasitus erit. sed quis ferat istas
luxuriae sordes? Quanta est gula quae sibi totos          
ponit apros, animal propter conuiuia natum!
Poena tamen praesens, cum tu deponis amictus
turgidus et crudum pauonem in balnea portas.
Hinc subitae mortes atque intestata senectus.
It noua nec tristis per cunctas fabula cenas;          
ducitur iratis plaudendum funus amicis.


8.  Ya ninguno será parásito. Pero, ¿quién engendró esa vileza del exceso? ¿Cuánta gula tiene el que pone en la mesa para sí tantos cerdos, animal nacido para los banquetes? Sin embargo, te queda una pena latente cuando rechazas un vestido pomposo o un pavo frito en las puertas del balneario. De aquí las muertes súbitas y la vejez intestada, y también una nueva historia infeliz a causa de tanta comida. El funeral, que ha de ser aplaudido, es llevado por los amigos indignados.

9. Nil erit ulterius quod nostris moribus addat
posteritas, eadem facient cupientque minores,

omne in praecipiti uitium stetit. Utere uelis,
totos pande sinus. Dices hic forsitan 'unde            
ingenium par materiae? Unde illa priorum
scribendi quodcumque animo flagrante liberet
simplicitas? "Cuius non audeo dicere nomen?
Quid refert dictis ignoscat Mucius an non?"
Pone Tigillinum, taeda lucebis in illa          
qua stantes ardent qui fixo gutture fumant,

et latum media sulcum deducit harena.'
Qui dedit ergo tribus patruis aconita, uehatur
pensilibus plumis atque illinc despiciat nos?
'Cum ueniet contra, digito compesce labellum:          
accusator erit qui uerbum dixerit "hic est."
Securus licet Aenean Rutulumque ferocem
committas, nulli grauis est percussus Achilles
aut multum quaesitus Hylas urnamque secutus:
ense uelut stricto quotiens Lucilius ardens          
infremuit, rubet auditor cui frigida mens est
criminibus, tacita sudant praecordia culpa.
Inde ira et lacrimae. Tecum prius ergo uoluta
haec animo ante tubas: galeatum sero duelli
paenitet.' Experiar quid concedatur in illos               
quorum Flaminia tegitur cinis atque Latina.

9. No habrá nada nuevo que a nuestras costumbres añada la descendencia, la misma que hace y desea a los chiquillos, y en la que permaneció el vicio de otros tiempos. Pide el odre y abre la botija a todos. Quizá dirás esto: «¿De dónde igual género de materia?» «¿De dónde aquella ha de escribir a un ilustre con el ánimo ardiente que justifique sencillez?» «¿De este no escucho decir el nombre?» «¿A quién importa si Mucio conoce mis dichos, o no?» «Bajo Tigelino, terminarás en aquella tabla de pino en la que arden de pie quienes las llamas consumen el pecho, y dejarás un extenso surco de sangre en mitad de la arena» «¿Quién dio, pues, yerbas venenosas a sus tíos, que es llevado sobre un colchón de pluma y de allí mira hacia nosotros?» «Cuando ataques, detén tu lengua: habrá un delator que esta frase dirá: “es este”. Pues por más que envíes juntamente al tranquilo Eneas y al feroz Rútulo, no conseguirás herir al fuerte Aquiles ni encontrarás al buscado Hylas ni a su urna fúnebre.» Así como el brillante Lucilio rugió tantas veces con la espalda apretada, el alma del lector se estremecerá con los fríos crímenes de quienes sudan la culpa silenciosa en las entrañas. De aquí las iras y las lágrimas. Sin embargo, esta disputa primero te arrastra el alma ante las trompetas: al soldado le disgustan las batallas en la tarde. ¡De modo que tentaré a quien haya muerto en ellas, cuyas cenizas encubre el camino Flaminia y la vía Latina!

(Traducción de Mario Martínez Présiga)

No hay comentarios:

Publicar un comentario